Se que os debo «la parte II» de por qué defloresyfloreros pero va a tener que esperar… queda muy poquito para terminar el año y creo que es importante ser reflexiva
¡Vamos a calzarnos nuestras mejor bailarinas y a bailar en familia!
Esta mañana mientras pensaba qué modelo de la colección otoño-invierno iba a ser el elegido para ir a la oficina, me he dado cuenta de todo lo que el 2020 nos ha enseñado.
Este año nos ha puesto a todos a los pies de los caballos, nos ha dado una manita de humildad y nos ha gritado elevando excesivamente la voz… Ey, para! Frena! Estoy aquí y si no frenas por las buenas lo harás por las malas.
En este sector se vive muy rápido, las colecciones se diseñan un año vista… pensamos en bailarinas, sandalias y botines a temporada cambiada y eso hace que el tiempo vuele, que la maquinaria nunca se detenga y que cuando te quieres dar cuenta estás comiendo turrón casi guardando la ropa de verano.
La verdad es que, viendo siempre el lado positivo, me doy cuenta que este 2020 nos ha enseñado muchas cosas, excesivas. En los meses más duros de pandemia, nuestra venta online era un auténtico hervidero, los teléfonos no dejaron de sonar para mostrarnos vuestro apoyo de una forma u otra.
Esta situación nos ha permitido hacer cosas tan simples como pasar más tiempo en familia, jugar con tus hijos a las 12 de la mañana un martes -es o no es una lección?-, nos ha dado el súper poder de transmitir una sonrisa a través de nuestros ojos y dar abrazos virtuales, valorar hasta el infinito vuestras llamadas pidiéndonos infinidad de cosas mágicas…. Mándame unas bailarinas que voy a salir a aplaudir con ellas o envíame el ultimo modelo de sandalia que vamos a bailar sobre la alfombra.
¿Sabéis que es eso para nosotros?
A por el 2021 con optimismo queridas, no quiero ni un pensamiento negativo.